El documental y el reportaje, la mirada del hereje

"La mirada del hereje es aquella que escruta a hurtadillas un objeto que ni si quiera tiene derecho a codiciar"

El documental tiene demasiada historia como para los que hacemos reportajes en televisión nos conformemos con ser herejes de un género justamente elevado a la categoría de culto. Debemos alimentarnos de su propia esencia e infectarnos de sus mismas enfermedades para no ser novicios en los mismos templos, ni peregrinos perdidos en los mismos senderos. Podemos y debemos volver a visitar espacios comunes y recorrer los mismos caminos, pero sería de ilusos hacerlo vacíos de equipaje.

Y para justificar mi miedo de ser hereje de una actividad creadora de tanta magnitud, quiero reproducir un texto que me produjo mucha desazón. El autor es el cineasta y documentalista Jean Breschand, de su libro “El documental, la otra cara del cine”, dentro de la serie “Los pequeños cuadernos de Cahiers du Cinéma”.

“El documental no es el reportaje. Aunque recurran a las mismas técnicas. El reportaje se caracteriza por su inmediatez: registra una acción sin tratar de saber qué sucede ni cuales son sus repercusiones, aún menos cómo se origina. A menudo acompañado de un comentario “desde arriba”, el reportaje “trata su tema” dictando lo que hay que entender, y de este modo relegando los planos a un rol puramente ilustrativo. En cuanto a las supuestas “entrevistas” de que a menudo se acompaña, someten al testigo (ó al invitado en caso de los “reality shows”) a las preguntas de un “entrevistador” que espera de él una respuesta programada, resumida en su expresión más esquemática. El documental, por el contrario, tratará de desplazar las falsas evidencias, de interrogar a las certidumbres aparentes, de replantear los acercamientos a la realidad”

Ahí es nada…, y he dicho que el texto me producía desazón…, pero debería haber dicho que me produce el terror de una mirada al vacío, porque es exactamente lo que vengo haciendo reportaje a reportaje desde hace años. No solo disecciona mi trabajo dejando al aire sus más viciados defectos, sino que me desahucia, cerrándome las puertas de las revelaciones de los grandes documentalistas a lo largo de la historia.

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